La forma de nuestras letras nos pone en evidencia de cómo somos y nuestros secretos.
«Lo que somos y cómo somos en la letra»
Escribir es un método para recordar y perpetuar nuestros pensamientos a través de la historia. Sin embargo, el análisis grafológico pone en descubierto la personalidad que mostramos y la que ocultamos.
Con más de 100 años de estudios, la Grafología es considerada aún una pseudociencia. Muchos han sido los percursores de esta disciplina entre ellos Aristóteles y Dionisio de Halicarnaso.
En el siglo XIX Eduardo Hocquart realizó análisis profundos en la relación entre escritura y personalidad desde una perspectiva “gestual del manuscrito”. Para 1830, en Francia, se funda la primera escuela de Grafología y 40 años después se crea la “Societé de Graphologie de París”. Otro porte fuerte fue el que hizo el Dr. Max Pulver al añadir las bases del simbolismo en el espacio de la interpretación de la escritura.
¿Por qué nuestras letras o trazos son una mina de oro para la Grafología? Pues quien escribe confecciona un autorretrato, ese el lema más famoso en esta materia. Cuando decidimos escribir activamos nuestra parte motriz que es impulsada por las vibraciones de las células nerviosas generadas desde el cerebro. En una especie de jugarreta el ser humano con cada linea que escribe contruye una escalera para que el subconsciente salga a flote con el libro negro de nuestra
En pocas palabras, el cerebro dibuja lo que la boca calla.
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